viernes, 31 de agosto de 2007

OTRO AIRE

Aquella madrugada del 27 de enero de 1996 no era una más de las tantas que nos desvelabamos en el festival de Cosquín. Aquella había compartido con Marcelino Gonzalez -aborigenista- el escenario mayor, invitados por Jairo. Esa sensación de ver la plaza llena con 10 mil personas atentas a lo que haciamos es la primera imagen shokeante que me ronda en mi cabeza.
Ya tenía hecha obras como De sangre ó Déjame -incluidas recién ahora en el disco -, pero sirvió para prepararme a desafios mayores y compromisos más fuertes. por ese entonces participabamos con otros amigos en las diferentes peñas del festival y amanecíamos chacarereando ó a pura zamba -vino mediante- cada amanecer coscoino. Inevitable no recordar la voz de Tamara Castro en muchas de esas reuniones, cantando sus adorables "tangos" y al tiempo convertirse en grande como se lo merecía, por buena artísta y persona. Esas y miles de cosas, como las tardes de charla con el maestro Ramón Ayala, las noches de peñas con el Ica novo, los bailes en los balnearios, venían conformando un profundo y compacto ideario de pasiones, decisiones y renovaciones en mi persona, como artista y esencialmente como compositor. Otro aire era un sentido, pero el ventarrón me llegaba de todas la direcciones. Fué un verano crucial, entrañable y bello.

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